Cada año, el Black Friday marca el inicio de la temporada de compras navideñas con descuentos impresionantes en una variedad de productos, atrayendo a millones de consumidores en todo el mundo. Sin embargo, la forma en que compramos durante este evento ha cambiado drásticamente en la última década gracias al auge del comercio en línea, convirtiendo el caos de tiendas físicas en una experiencia de compra mucho más cómoda.
El término «Black Friday» comenzó como una tradición para compras físicas, con multitudes esperando largas horas para entrar a las tiendas y aprovechar las ofertas. Sin embargo, con el crecimiento de las plataformas de e-commerce, muchas personas prefieren realizar sus compras desde casa para evitar aglomeraciones y aprovechar descuentos que suelen extenderse durante varios días, sin tener que lidiar con el caos que solía caracterizar a esta jornada.
La popularidad de la compra en línea ha sido tan abrumadora que el concepto de «Black Friday» ha evolucionado hasta convertirse en «Black Week» o incluso «Black Month,» con descuentos que pueden extenderse por semanas enteras o todo noviembre. Esto permite que los consumidores puedan aprovechar las ofertas a su ritmo y desde la comodidad de sus hogares, un cambio impulsado aún más por la pandemia, que llevó a muchos comercios a digitalizar sus estrategias de ventas.
En la actualidad, el Black Friday sigue siendo un fenómeno de ventas sin precedentes, pero el enfoque ha cambiado. Lo que alguna vez fue sinónimo de largas colas y tiendas abarrotadas, ahora representa la facilidad de acceder a ofertas únicas con solo un clic. Este cambio es el reflejo de una sociedad cada vez más digital y de la capacidad de adaptación de los comercios al mundo en línea, donde el Black Friday reina tanto como en las tiendas físicas.